Viajo seguido en el tren con un falso Maradona.
Se viste con la 10, tiene el mismo corte de pelo, la misma cara, la misma barba, hace los mismos gestos pero es otro. Es falso. Un falso alguien, que en realidad es alguien pero no lo demuestra. Quizá ni le guste el fútbol. Quizá no tenga hijos por todos lados. Quizá sea un buen tipo. Quizá Maradona también sea un buen tipo, quien sabe.
Y me deja siempre pensando si yo no soy el falso alguien.
Si todos no somos falsos otros.
Y que estarán haciendo esos otros en su mundo real mientras nosotros vivimos en nuestro falso mundo, imitando, intentando ser.
Lo que más me preocupa es que seguramente esos supuestos verdaderos son a la vez falsos otros y que en algún punto se debe completar el círculo. Y uno de esos verdaderos, uno de esos que todo lo inventa, todo lo crea, todo lo decide y todo lo ve, termina siendo un falso nosotros.
