como esa lista de temas interminables en la radio hasta que aparece tu canción, tu melodía, esa que te das cuenta que siempre llevaste dentro.
como esa planta que nace y se nutre de agua, del sol de cada día, hasta que te sorprende, se da cuenta, nos damos cuenta que la flor existe, es posible, se huele, se ve, se siente, ilumina, provoca felicidad. siempre existió, muere, nace, renace.
y encontrarnos, donde siempre nos buscamos, donde siempre estuvimos juntos.
en sueños que ya veníamos soñando, en historias que sentíamos nuestras, que sabíamos de memoria sin haber leído, en deseos a estrellas que parecían fugaces, creyendo lo increíble, caminando un camino lleno de migajas, pistas que nuestra fe estuvo dejando, viéndonos en un tiempo sin tiempo, una y otra vez, reflejándonos.
sorprendidos, fue el amor que nos estuvo buscando para tener una razón y seguir llamándose amor, nos miramos, sonreímos, nos tomamos de la mano y viajamos hacia el mar o la montaña, cantando todas las canciones que se escribieron por nosotros, escribiéndonos, dejando pistas en el camino para los próximos nosotros que vendrán.